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MUSICA DE LOS OCHENTA: de 1680, 1780, 1880 y 1980 :-) Las mejores grabaciones de Opera, Musica clásica, Pop EuroDance, Carátulas Customizadas y más.

miércoles, 31 de marzo de 2010

Operas Raras: GARCIA: DON CHISCIOTTE

Una ópera en italiano de un tenor/compositor español, contemporáneo de Rossini y padre de la famosa Maria Malibran

Manuel Garcia - Don Chisciotte

Ángel Rodríguez (Don Quijote).
Javier Galán (Sancho Panza).
Cristina Obregón (Dorotea).
José Julián Frontal (Fernando).
Jon Plazaola (Cardenio).
Dora Rodrigues (Lucinda).
Tomeu Bibiloni (Radipelo).
Cecilia Lavilla (Brunirosa).

Orquesta de Cámara Gallega.
Coro Intermezzo.
Director: Juan de Udaeta.

Primera grabación mundial.
Sello: Almaviva, DS-0149 (2 CD's).
Distribuido por Diverdi.
Duración: 155’40”.
Grabación: Teatro de la Maestranza, Sevilla, 7 y 8 abril 2006.

Manuel del Pópolo García (Sevilla,1775-París, 1832), es, aunque no le conozcamos, uno de nuestros grandes compositores teatrales, reconocido en su tiempo como excelente cantante e intérprete de Rossini, excelente profesor de canto, padre de los también cantantes María Malibrán, Pauline Viardot y Manuel García, pedagogo, inventor del laringoscopio y propagador de la escuela de canto de su padre que aún continúa vigente y es muy apreciada en el ámbito profesional. García –el padre– fue empresario operístico, como tal introdujo la ópera en Nueva York y por si fuera poco, escribió unas 50 obras líricas. Pues bien, este personaje es todavía casi desconocido para numerosos aficionados españoles, a pesar de que en los últimos años está redescubriéndose su figura. ¡Menos mal!
Don Chisciotte es una ópera bufa en dos actos, escrita en italiano, que se basa en la obra cervantina aunque incluye personajes ajenos a la acción de la histórica novela. Fue estrenada, al parecer, en el Park Theatre, de Nueva York en 1827, y en 2005, con motivo de la celebración del IV Centenario del Quijote ha sido recuperada por el director de orquesta español Juan de Udaeta que trabajó sobre la partitura de la Biblioteca Musical del Ayuntamiento de Madrid, entidad que guarda una colección única de partituras quijotescas de más de un centenar de obras. Un detalle curioso de la partitura de este Don Quijote es que en la portada figura como autor “E. García”; hemos de considerar que la “E” es la inicial de Emanuel.
La ópera es un producto de la época con evidentes influencias mozartianas y de Rossini aunque no faltan momentos de evidente origen hispano como el aria de Dorotea (“Nato al modo”), el sexteto del segundo acto (“Qual ardire!”) o como el final de la obra. A pesar del interés que a nosotros nos merece esta ópera, hubo algún colega que se mostró extraordinariamente exigente con ella. Ojalá lo fuéramos siempre. Es cierto que la obra es dura en lo vocal, pero no hay que olvidar que está escrita por un cantante que era muy exigente incluso consigo mismo (su biografía y la de su hija la Malibrán está llena de detalles que lo atestiguan).
Este Don Quijote de Manuel García se estrenó en Tomelloso (Ciudad Real), el 12 de noviembre de 2005, después de superar serias dificultades que pusieron en peligro su puesta en escena, gracias al apoyo, a última hora de la Sociedad Estatal de Conmemoraciones, la Empresa Pública "Don Quijote de la Mancha 2005" y la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha. Si su autor no se hubiera llamado García, quizá hubiera tenido más suerte.
El presente CD fue grabado en directo en el Teatro de la Maestranza, de Sevilla, los días 7 y 8 de abril de 2006, dirigido por Juan de Udaeta que fue quién estrenó la partitura en Tomelloso aunque con un reparto distinto al de aquella ocasión. El hecho de que la grabación sea “en vivo” (equivocada denominación que empleamos como consecuencia de la traducción directa del inglés “live recording”, como si hubiera alguna grabación que no sea “en vivo”) supone la existencia de sonidos que afean la escucha en casa (pasos, cambios en la “espacialidad” de las voces, oscuridad de los cantantes en algún momento…), pero tiene el mérito de alejarnos de la perfección aséptica de las grabaciones de estudio, donde, a veces, hay más trabajo de los ingenieros de sonido del que sería aceptable. La escucha atenta de estos dos CD's descubre, en algún momento, una orquesta que parece desajustada, aunque no somos capaces de determinar si se debe a eso, a un desajuste o al resultado de una poco adecuada planificación técnica de la grabación.
Don Chisciotte requiere un amplio reparto, aquí servido por un plantel de jóvenes cantantes que se enfrentan a sus respectivos papeles con distintos resultados. Ángel Rodríguez, tenor, interpreta un Don Quijote más dramático que lírico, encontrándose algo justo en el agudo en algún momento. Javier Galán, barítono que da vida a Sancho, de voz algo trémula se expresa con suficiente dominio técnico. José Julián Frontal, también barítono, se ha hecho cargo del papel de Fernando; su exposición del personaje es clara y eficaz, con dominio de las agilidades escritas por García. Jon Plazaola, tenor, se encuentra cómodo en la tesitura del personaje de Cardenio y muestra su timbre lírico con soltura y confianza. Cristina Obregón, soprano, se hace cargo del personaje de Dorotea y solventa con soltura sus intervenciones, en especial las dos arias en que es protagonista, aunque en algunos instantes nos ha dado la sensación de encontrarse un poco incómoda. Nos ha gustado especialmente la pareja formada por Aurelio Puente (en el papel del bachiller Perulino) y Tomeu Bibiloni (en el del barbero Radipelo), ambos muy bien en lo individual y muy conjuntados cuando intervienen simultáneamente.
La orquesta suena bien, salvo esos “desajustes” mencionados y responde a la batuta de Udaeta con diligencia y eficacia, destacando los planos y dinámicas que dan color a la música. El Coro Intermezzo, correcto en sus no muy numerosas intervenciones.

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martes, 30 de marzo de 2010

VERDI: NABUCCO (Scotto)


La opera que dio la fama a verdi. una de sus operas 'de galeras', en referencia a la epoca en la que estaba empezando y componia operas como churros para satisfacer la demanda de los empresarios. a pesar de la presion conseguia hacer obras muy buenas, como esta, que no solo incluye el coro 'va pensiero' sino tambien arias muy hermosas.
Renata Scotto
Nicolai Ghiaurov
Elena Obraztsova
Anne Edwards
Matteo Manuguerra,
Robert Lloyd
Kenneth Collins
Veriano Luchetti
Conductor: Riccardo Muti
Orchestra/Ensemble: Ambrosian Opera Chorus, Philharmonia Orchestra

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BIZET: CARMEN (Price& Corelli)

(Portada Customizada)

Es difícil tener una única Carmen de referencia, pero me quedo con ésta, no sólo por Leontyne Price, sino por el Fabuloso Corelli y la direccion apabullante de Karajan. Insuperables


Carmen.........................Leontyne Price
Don José........................Franco Corelli
Escamillo.......................Robert Merrill
Micaela.........................Mirella Freni

Si hay una ópera en el mundo que sintetiza todo lo que tiene que ser una ópera, esa es "Carmen".
Basada en una novela de Prosper Merimée, llevó a la fama a Georges Bizet , un joven compositor ganador de muchos premios, pero que apenas llegó a disfrutar de ese éxito que le llevó a la fama internacional, debido a su muerte 3 meses después del estreno
, aumentando así ese mito del compositor que fallece sin saber del tremendo éxito de la ópera (u obra) que le llevase al "estrellato".

El estreno se produjo en la Ópera Cómica de París a principios de marzo de 1.875 y no tuvo una gran acogida. Tres meses después fallecía, a los 36 años, el compositor cuyo único "éxito" hasta ese momento fue "Les pêcheurs de perles".

La ópera se puede representar mediante una combinación de diálogos y fragmentos musicales o todo musicado gracias a la labor de E. Guiraud que reemplazó los diálogos por recitativos para el estreno de Carmen en Viena

Acto I. Los soldados observan de forma curiosa a la gente que va pasando por la plaza mientras que esperan el próximo cambio de guardia. Llega Micaela buscando a Don José a lo que Moralès y el resto de soldados le indican que no está en la compañía pero que llegará en el siguiente turno para, después, pedirle que espere junto a ellos a lo que ella responde que volverá cuando se produzca el cambio ("Je reviendrai quand la garde montante va remplacer la garde descendant"). Se produce el cambio de guardia mientras que, en escena, se observa a todos los niños imitando el cambio con gran interés. Cuando la nueva guardia está incorporada, Moralès, antes de partir, le dice a Don José que una joven preguntaba por él y, tras describirla, Don Jose sabe que es Micaela, la joven huérfana que su madre acogió.

Tras la salida de las mujeres que trabajan en la fábrica de tabacos, al lado del cuartel del regimiento, se produce el "fatal " encuentro entre Don José y Carmen, una joven gitana que tenía a todos detrás de ella. La habanera "L'amour est un oiseau rebelle" es un canto de amor rebelde y que queda resumido, casi leit-motiv de toda la ópera, en ese célebre " Si tu ne m'aimes pas, je t'aime;si je t'aime, prends garde a toi" (si no me quieres, te quiero; si te quiero, ten cuidado de ti mismo). Don José "pasa" del revuelo causado por la joven; ésta se acerca a su mesa y le lanza una flor a él, sólo es el inicio del embrujo que lo llevará "por el camino de la desventura".

Una vez entradas todas las mujeres en la fabrica tras finalizar el descanso, Don José se queda solo hasta que llega Micaela e inician un dúo lleno de cariño que llega a la culminación con ese "Ma mère,je la vois" ...."o souvenirs d'autrefoi" ("Mi madre, yo la veo...O recuerdos de otros tiempos"). De Carmen se suelen citar varios fragmentos que han alcanzado gran popularidad pero éste dúo es bastante bonito para aquél que se inicie en este mundo de la ópera. Cuando Micaela sale de la plaza y se queda Don José solo, se produce un gran alboroto en la fábrica de tabaco y salen todas las cigarreras de la fábrica; un grupo echa la culpa a Manuelita y el otro ,¡como no!, a Carmen. Una vez resuelto el alboroto, el teniente Zuniga pregunta a Don José sobre los hechos qué han ocurrido a lo que éste indica que se produjo una pelea y una chica apareció con una x señalizada en la cara, a la vez, que culpa a Carmen a lo que esta se defiende de forma burlona (Tra la la la....). Zuniga decide que la joven gitana va a ir al calabozo y le pide a Don José para que la lleve al calabozo. Mientras que espera a recibir la orden deja solo a al brigadier junto a Carmen. La gitana trata de seducirlo ("Près de remparts de Seville"..."Cerca de las murallas de Sevilla") y él, en principio se niega...para después aceptar. Es el comienzo del fin de Don José: deja escapar a la joven gitana y acaba siendo encarcelado y degradado.

ACTO II. Ha pasado ya un mes desde lo acontecido en el acto I y vemos a Carmen en la taberna de Lillas Pastia disfrutando especialmente en esa noche junto a amigos puesto que esa noche es la del reencuentro con Don José. Con la llegada de Escamillo, un torero triunfador, se produce un "flechazo" mientras que él canta ese célebre "Votre toast" y su más popular "toréador en garde". Cuando termina de cantar esto último le pregunta a Carmen si la puede amar a lo que ella dice que sí pero que no sería respondido.

Una vez que han marchado los últimos invitados a la taberna, aparecen Le Dancaire y Le Remendado, dos contrabandistas, que le proponen a Carmen, Mercedes y Frasquita que colaboren con ellos ("Quand il s'agit de tromperie"...."Cuando se trata de embrollos") en un quinteto elaborado. Carmen, por su parte, decide no salir de viaje ya que, por esta vez, el amor debe estar por delante del deber. Al final acuerdan que se una al día siguiente a la banda y la tratan de convencer para que su amado se una a ellos a lo que ella se niega.

Aparece Don José (Halte là!Qui va là! ,Dragons d'Alcala) y empieza una conversación entre ellos en los que Don José empieza a dar muestras de esos celos que son preámbulo de lo que sucederá en todo el tercer acto. Cuando ella está bailando para él se empieza a oír una retreta a lo lejos que es atendida por Don José que quiere partir para unirse al grupo (recuerdo que había sido degradado y no era cuestión de seguir incumpliendo), lo que provoca un monumental enfado en la joven gitana. Ella apela ,entonces, a que él no la quiere y Don José, dolido por la aseveración, le obliga a oír sus sentimientos ("La fleur que tu m'avais jetée"... "la flor que me tiraste"- ) pero ella sigue sin creerle y le insinúa que si él le amase de verdad la acompañaría allá donde fuera . Don José no está dispuesto a desertar y , cuando ya se despiden definitivamente, aparece Zuniga y ambos se enfrentan hasta que aparece el grupo de contrabandistas para separarlos. Cerradas las puertas de su regimiento, se queda junto a los contrabandistas y con Carmen ("comme c'est beau la vie errante"...) en un final exultante sobre la libertad.

Acto III (primer cuadro). La banda de contrabandistas llega a una montaña y se quedan descansando y dialogando. En un plano se encuentran Carmen, Mercedes y Frasquita tratando de ver su futuro en las cartas ("Mêlons,coupons) en un interesante trío. Mientras las dos ven un futuro feliz, Carmen sólo ve la muerte ("Carreau,pique,...La mort!..." Diamantes,picas,...la muerte), un presentimiento muy claro de su futuro.

Marchan todos los contrabandistas dejando a Don José solo con las mercancías. Con la montaña vacía de contrabandistas, aparece Micaela para hablar con Don José pues sabe de que está en ese lugar...en un principio sólo tiene miedo ("Je dis que rien ne m'epouvante"...."Digo que nada me asusta") a la vez que pide valor al Señor ("vous me protégerez, Seigneur") ante este lugar salvaje...ante la mujer que ha destruido a su amado. Al fondo, ve a una persona que dispara y se aleja con gritos desesperados ("j'ai peur,j'ai peur..."tengo miedo). Aparece Escamillo y, tras él, a Don José. En el transcurso de la conversación, Don José averigua que Escamillo está en ese sitio para ver a su amada...Carmen, lo que despierta los celos del desesperado José en un dúo desgarrador entre los dos rivales en el amor de la gitana. Cuando Don José está a punto de matar al torero, aparece Carmen con el resto de contrabandistas evitando que el hecho se produzca. Escamillo se lo agradece a los contrabandistas y les invita a verlo torear y ,ya de paso, reta a Don José para pelear ,de nuevo, por ella. Ya están a punto de marchar de la montaña cuando Le Remendado se da cuenta de que hay una mujer observándoles...era Micaela que aún no había marchado. Mientras Micaela trata de convencer a Don José para que la siga, Carmen le insiste en que debe abandonar este trabajo porque no va con él. Don José, que ve en esta "sugerencia" el hecho también de abandonarla a ella y dejarle la vía libre a Escamillo, no acepta la marcha hasta que Micaela le comenta que su madre está a punto de morir y no quiere hacerlo sin perdonarlo ( "Ta mère, helàs! Ta mère ...se meurt" ). Ambos parten, no sin antes Don José despedirse de Carmen con un terrorífico..."nos veremos".

Acto III (segundo cuadro). En la escena se ve una plaza de toros y el ambiente de una corrida de toros ("A dos quartos!") en el que se encuentran Carmen, Mercedes, Frasquita hablando de la cercana presencia de Don José ya que no pudo ser arrestado por los hombres de Zuniga. En ese momento, se observa toda la parafernalia taurina a través de ese popular "Les voici, voici la quadrille!" cantado por el coro , melodía que se había escuchado durante el preludio de la ópera y que se recupera en este momento para disfrute visual del espectador en un teatro. Escamillo y Carmen aparecen en la plaza. Frasquita le recomienda que no permanezca en la plaza porque está cerca Don José pero ella no quiere evitarle . Llega el momento clave, el dúo final entre Don José y Carmen. Un dúo en dos partes donde Don José aparece en plan suplicante con intención de convencerla de que siga con él ("Ah, il est temps encore..." aún queda tiempo) a lo que ella se niega una y otra vez ("jamais Carmen ne cédera...libre est née et libre elle mourra!"...Carmen no cederá jamás, nació libre y libre morirá). Con la algarabía de la gente aplaudiendo al torero, Don José pasa al ataque pese a las constantes negativas de ella y se muestra agresivo. Carmen, indignada ante la actitud de Don José, le tira el anillo que un día le regaló y éste la apuñala ante los nuevos gritos de alegría procedentes del interior de la plaza (recomendaría que se escuchase la música en ese momento tan feliz del torero porque el tono ya es diferente, obviamente, más lúgubre). Al final, se observa a Don José con Carmen, muerta en el suelo, la gente saliendo de la plaza y encontrándose con el fatal cuadro mientras que el asesino clama angustiosamente ("Ma Carmen adorée!..." mi Carmen adorada)


Host: Rapidshare
CD 1 n' 2 (90 mb) <> CD 3 (60 mb)


Host: Badongo
CD 1 (50 mb)
<> CD 2 (40 mb) <> CD 3 (60 mb)

PUCCINI: TOSCA (Caballé&Carreras)

(Portada Customizada)

La Caballé es una Tosca cercana a la de la Callas, por dramatismo y lirismo. Y Carreras está insuperable


Ann Murray
Domenico Trimar
Ingvar Wixell
José Carreras
Montserrat Caballé
Piero de Palma
Samuel Ramey
Willian Elvin

Chorus and Orchestra of the Royal House, Covent Garden
Sir Colin Davis

Ópera compuesta por Giacomo Puccini con libreto de Luigi Illica y Giuseppe Giacosa a partir de una obra escrita por Vicent Sardou. Tras el éxito del compositor en "La Bohème", estrenada cuatro años antes(1896), la composición de esta ópera contó con los mismos libretistas que intervinieron en aquella. Tosca volvió a mostrar las mejores características de la composición pucciniana y, sobre todo, la capacidad para saber dar a cada escena el toque que la ha convertido en uno de los referentes para lucimiento vocal y escénico de los cantantes. Se estrenó en el Teatro Constanzi, en la ciudad de Roma, un 14 de enero de 1900. Salvo la noche del estreno, Tosca ha acabado encumbrándose como la obra maestra de un compositor que compuso Manon Lescaut, La Bohème, il Trittico o Turandot, entre las grandes de la ópera.

Acto I

Iglesia Sant'Andrea de la Valle

Angelotti, huido de la prisión estatal en el Castillo de Sant'Angelo, llega a la iglesia donde su hermana, la marquesa Attavanti, ha dejado unas prendas para poder disfrazarse y esconderse de los esbirros del barón Scarpia ("Ah, Finalmente"). Tras un breve monólogo del sacristán ("E sempre lava!"), llega el primer gran momento de la ópera: el aria de tenor "Recóndita armonia", una bellísima pieza donde Mario Cavaradossi, el pintor y amante de Tosca, canta a la belleza morena de su amada en contraposición de la "Maddalena" rubia de ojos azules que está pintando. El sacristán marcha de la iglesia y deja sólo al pintor ante el cuadro cuando un ruido en la capilla de los Atavanti le interrumpe ("Gente là dentro"). Angelotti reconoce a Cavaradossi y éste, a duras penas, también lo hace. La llegada de Floria Tosca, cantante famosa, no permite que se pueda resolver la dura situación con lo que Cavaradossi le pide que se oculte y le entrega, mientras tanto, una cesta para que se recupere. Estamos ante un dúo, el de Tosca y Mario, en el que se nos presenta varias cuestiones de importancia para el posterior desarrollo de esta ópera: la devoción de Tosca por lo sagrado pero también la personalidad celosa de la cantante al ver el cuadro de la Virgen que pinta su amante. Tosca, después de entregar un ramo de flores a la Virgen, evoca la casita donde ambos comparten su amor ("Non la sospiri la nostra casetta... "), en un bello aria donde describe los pequeños placeres. El momento de pasión se corta cuando Cavaradossi le pide que se retire para que él pueda seguir trabajando. Tosca ve el cuadro y reconoce a la mujer y piensa que él la traiciona. En ese momento es cuando Cavaradossi se nos muestra en esa faceta amorosa con el "Quale occhio al mondo..." igual de extraordinario que la anterior intervención de su amante. Al final, el pintor logra que ella, rogándole que le "pinte los ojos negros", marche. Una vez que Tosca sale del templo, Cavaradossi acude a la capilla y trata un plan con Angelotti para ocultarlo de Scarpia hasta que un cañonazo lejano les avisa de que se ha descubierto la fuga. En la conversación, Angelotti revela que su hermana, que ha identificado en el cuadro, le está ayudando para librarse del malvado Scarpia, jefe de la policía. Una breve escena en el que el sacristán comenta a los chicos que cantan en el coro, tanto la derrota de Bonaparte como la fiesta que se celebra en el Palacio Farnesio en esa misma noche, llenan de júbilo la iglesia. La irrupción por sorpresa de Scarpia ("Un tal baccano in chiesa") paraliza al sacristán y a los chicos del coro. El barón interroga al sacristán en busca de la capilla Attavanti, donde sospecha que se esconde el preso. Un cesto vacío y un abanico bastan a Scarpia para entender lo sucedido. Tosca vuelve en ese instante y se encuentra que Cavaradossi no está. Es el momento preciso para que el barón envuelva a Tosca en un halo de celos entorno al pintor y la marquesa Attavanti, aprovechando para ello el abanico encontrado en la capilla. Tosca sale agitada por la supuesta traición. Con una excelente orquestación, Puccini logra rodear la tensión ("Tre sbirri,una carrozza") y las malévolas intenciones de Scarpia con la brillante y solemne ejecución del Te Deum.

Acto II

Palacio Farnesio. Despacho del barón Scarpia.

El barón está a la espera de lo que resulte de la investigación de sus esbirros a la caza de Angelotti. En su interior desea tomar a Tosca (Hà più forte "sapore"). Spoletta entra en el despacho e informa que no ha encontrado al prófugo pero que ha traído arrestado a Cavaradossi. El interrogatorio es de gran violencia, sólo atenuada por la voz de Tosca que canta en la explanada enfrente del palacio. La aparición de Tosca en el despacho, lleva a Scarpia a iniciar la tortura a Cavaradossi en una sala aparte pero no muy alejada para que la cantante pueda escuchar los gritos de dolor de su amado. En un momento, Scarpia quiere mostrar una cara más humana pero ella no revela nada. Cuando el barón le revela la terrible situación de su amado, ella se desmorona e intenta pedirle a Mario, que sigue sufriendo martirio, que le permita hablar pero él no quiere. Los gritos de Cavaradossi van "in crescendo" y ella susurra "Nel pozzo, nel giardino" (en el pozo del jardín) y frena inconscientemente el suplicio de su amado. Los torturadores llevan a Mario, desvanecido, hasta la habitación donde está Tosca, que trata de recuperarlo. En el instante en que recupera la consciencia, Scarpia ordena a sus secuaces ir a la finca en busca de Angelotti, allí donde ha dicho Tosca, ante el enojo de Mario. Un mensajero avisa de un triunfo de Napoleón, lo que hace que Cavaradossi estalle en júbilo a la cara del barón (Vittoria!,Vittoria!) que, directamente, hace un gesto para que se lo lleven. Tosca le pide, entonces, que salve a su amado pero el barón no está por la labor. Cuando ella le pregunta por el precio por el que salvar a Mario, Scarpia le revela sus aviesas intenciones ("Se la giurata fede") de tenerla, por la fuerza. Ella, tras no querer ser abusada en un primer momento, agacha la cabeza ante el seguro fin de su amado y lamenta que su fe, todo cuanto hizo no sirviera nada (Vissi d'arte,vissi d'amore) en un aria de las que llegan hasta lo más profundo y que acaban cautivando. Spoletta entra en el despacho para anunciar que Angelotti se ha suicidado. Scarpia aprovecha para preguntar si está preparado todo para la ejecución del pintor, a lo que Spoletta asiente. A la pregunta del barón a Tosca sobre si acepta estar con él, ella acepta resignada por tal de salvar la vida de Mario. Scarpia accede a salvarlo pero le confirma que debe pasar previamente por una muerte fingida... que realmente no es así: la orden que da a Spoletta es que Cavaradossi será ejecutado de forma simulada "como hicimos con el conde Palmieri", indicación que nos deja claro que es una orden falsa. Antes de poder abrazarla, ella pide un salvoconducto para huir. Mientras que él lo escribe ella coge un poco de agua y ve el cuchillo salvador que, poco después, clava en el pecho del barón mientras grita indignada ("Questo è il bacio di Tosca"... Este es el beso de Tosca). Entre gritos desesperados, muere Scarpia. Tosca coloca dos velas en cada lado del cadavery un pequeño crucifijo sobre el pecho y sale del Palacio

Acto III

Castillo San'Angelo

Aparte de una curiosa intervención de un pastorcillo en escena ("Io de'sospiri" Yo de tus suspiros), el verdadero acto empieza con cierta melodía que nos anticipará al aria de Mario Cavaradossi. El carcelero, tras ciertas reticencias, accede a que el preso escriba unas líneas para su amada Tosca; lo que sale de ahí es ese "E lucevan le stelle", de gran intensidad en cada nota hasta conmover al oyente/espectador a medida que llega al final del aria. Tosca llega en ese momento, mostrándole el salvoconducto y la libertad. Cavaradossi se muestra sorprendido por esa gracia tan rara en un ser tan malvado como el barón. Tosca le narra los hechos dolorosos que ha pasado hasta llegar hasta allí ("Il tuo sangue o il mio"... "Él quería tu sangre o mi vida") y como mató a Scarpia. Es un pequeño dúo que se disfruta, porque es la vida renacida la que se siente: de ser condenado a muerte a salir libre y eso se traduce en una especie de optimismo, quizás extraño ("O dolci mani"....oh dulces manos). Ella le indica que primero tendrá que pasar por una ejecución con "armas descargadas" y, posteriormente, saldrán del Estado. El dúo continúa con ese optimismo que indicaba previamente y que se concreta, primero con el "Amaro sol per te m'era il morire"(Cavaradossi) -Amor que seppe a te(Tosca), y segundo con ese "Trionfal di nuova speme" que ambos cantan al mismo tiempo. El carcelero anuncia que ha llegado la hora de la ejecución mientras Tosca le indica lo que debe de hacer. Ha llegado el momento de la ejecución y Tosca no se siente cómoda (Com'è lunga la attesa!...¡qué larga la espera!). Una vez que han disparado y se han marchado los soldados, ella le dice que se levante... hasta que descubre que Mario sí ha muerto. Cuando ella se muestra desesperada, llegan Spoletta y los suyos persiguiéndola por haber asesinado al barón. Ella se dirige hacia el borde del castillo y, ante el intento de detenerla, se tira al vacío.

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VERDI: MACBETH (Milnes&Carreras)

(Carátula Customizada)

Macbeth es la décima ópera que compuso Verdi, con libreto de Francesco Maria Piave y Andrea Maffei, estrenada en el Teatro della Pergola, de Florencia el 14 de marzo de 1847. El libreto está basado en la tragedia homónima de William Shakespeare.
De su ópera Macbeth, Verdi escribió: He aquí este Macbeth, el cual amo más que a todas mis otras óperas. Sin embargo, el éxito que tuvo su estreno fue relativo. En parte, esto se debió a que Verdi intentó aquí construir un verdadero drama musical, que no seguía las tradicionales (y esperadas) convenciones de la ópera italiana (recitativos, arias, números concertantes, etc.).

Una revisión de la ópera para su estreno en París en 1865 tuvo aún menos éxito (un fiasco, según las palabras del compositor). Verdi admiraba profundamente a Shakespeare, Macbeth representa un paso importante en la transformación de la ópera italiana.

Verdi tomó con renovados bríos la creación de esta partitura después de un período de reposo forzoso, igual que lo había hecho años atrás con su Nabucco. Por eso la obra tiene la misma energía y entusiasmo de su primera ópera significativa. Pero es que además resulta ser según la crítica: “la mas experimental hasta el Otello”. Si en Nabucco se apreciaba la influencia del Mosè rossiniano, en esta ocasión Verdi se lanza a recorrer caminos nuevos. Podríamos decir que, por su cuenta, Verdi andaba tras las huellas de su particular “obra de arte total”, convencido de que el melodrama no sólo incluye la música y el canto sino que todos los medios concurren al resultado artístico y deben ser coordinados en un único acto creativo.Que Verdi se convirtió por primera vez en un autentico productor-tirano a la hora de representar su ópera, pasando por encima del resignado empresario Lanari, lo demuestran muchísimos testimonios epistolares y si cabe hay tantos o mas en cartas a Cammarano cuando la ópera fue estrenada en Nápoles, sin olvidar tampoco su reelaboración en Paris, en aquel entonces dirigidos a su editor en Francia. Así escribía, por ejemplo, al escenógrafo florentino: “Mira que la sombra de Banco debe salir debajo de la tierra: deberá ser el mismo que representaba a Banco en el acto primero, deberá tener un velo ceniciento pero bastante ralo y fino, que apenas, apenas se vea, y Banco deberá tener los cabellos revueltos y diversas heridas en el cuello visibles”. Esto rompía las bases del melodrama italiano pues ciertos cantantes se negaban a realizarlo argumentando que lo representara un actor. Sanquirico, el famoso escenógrafo de La Scala, sugirió a Verdi el empleo de lo que entonces llamaban fantasmagorías (antecedente del cinematógrafo- una especie de linterna mágica) para resolver las apariciones de los ocho reyes y el compositor se la exige así al empresario: “Tu sabes lo que es la fantasmagoría y es inútil que te haga su descripción, por Dios, si la cosa sale bien, como me la ha descrito Sanquirico, será una cosa sorprendente y de hacer correr un mundo de gente por ello”. Por último recordar los tormentos por los que Verdi hizo pasar al libretista Piave en la confección del libreto para, finalmente, retocarlo Maffei.El experimentalismo de Verdi no se limita a la teatralidad, ni siquiera a la búsqueda de la “palabra escénica” que conseguirá plenamente con posterioridad. La verdadera novedad son los intentos del compositor al abordar el aspecto vocal de su Macbeth. Dicho por el propio músico: “un cantabile muy sui generis”. Algunos críticos lo han definido como “el predominio del canto silábico sobre el canto vocalizado”. Un tipo de vocalidad muy particular que entrelaza fragmentos de canto explayado con recitados de voz impostada. Massimo Mila la denominó “dialoguización del aria” entendiendo que es un intento de superación del esquema recitativo-aria-cabaletta en favor de una estructura mas creíble para organizar la escena. La partitura está plagada de minuciosas indicaciones expresivas como si no le parecieran suficientes a Verdi las propias notas musicales para su empeño. Escogió como protagonista para el papel principal al barítono Felice Varesi que no estaba en perfecta forma vocal pero su dimensión de actor trágico no conocía límites.A él le fue dando instrucciones de cómo debía abordar el rol en tres largas cartas de las que sólo consignaremos una parte de la primera: “Yo no acabaré nunca de recomendarte que estudies bien la posición. (Verdi entiende por posición el momento donde cae un aria, una parte musical, una frase….) En suma, tengo más gusto que sirvas mejor al poeta que al maestro. Desde el primer duetino tú podrás sacar mucho partido (mejor que si fuera una cavatina). Ten siempre a la vista la posición, que es cuando se encuentra con las brujas que le predicen el trono. Tú te quedas ante tal anuncio sorprendido y aterrorizado; pero te nace al mismo tiempo la ambición de llegar al trono. Por eso al principio del duetino lo dirás a baja voz, y ten cuidado de dar toda la importancia a los versos: <<>> Ten cuidado con los gestos, a los acentos, al pp y f señalados en la música. Recuerda que debes sacar también otro efecto de las notas <<>>. En el dúo grande los primeros versos del recitativo van dichos sin importancia cuando da la orden al servidor. Pero cuando se queda sólo poco a poco se transporta y le parece verse en las manos un puñal que le indica el medio para matar a Duncan. Este es un momento bellísimo, dramático y poético y lo debes cuidar mucho. Date cuenta que es de noche, todos duermen: todo este dúo deberá ser dicho a baja voz tenebrosa de dar terror. Macbeth sólo (como en un momento de transporte) dirá algunas frases con voz fuerte y desplegada, pero todo esto lo encontrarás explicado en el papel. Para que tú entiendas también mis ideas, te digo también que en todo este recitativo y dúo el instrumental consiste en instrumentos de arco con la sordina, en dos fagot, en dos cornos(trompas) y un tímpano (tambor). Te darás cuenta que la orquesta sonará extremadamente baja y vosotros debéis cantar también en sordina”.Con todo esto se intenta demostrar el interés de Verdi por esta particular obra que, a diferencia de otras óperas suyas, siempre estuvo dispuesto a dirigir y reponer. Para concluir con este asunto nos quedan dos testimonios: el primero una carta de Verdi dirigida a Cammarano y el otro entresacado de las memorias de la Barbieri-Nini, primera intérprete de Lady Macbeth. Vamos con la primera, motivada por su estreno en Nápoles, perfila

Operas Raras: ROSSINI: MATILDE DI SHABRAN

La ópera número 32, de las 38 que compuso Rossini, a pesar de ser de su fase de madurez le falta algo de fuerza.

Matilde di Shabran ossia Bellezza e Cuor di Ferro.

Matilde Shabran - Annick Massis
Corradino - Juan Diego Flórez
Raimondo Lopez - Bruno Taddia
Edoardo - Hadar Halevy
Aliprando - Marco Vinco
Isidoro - Bruno de Simone
Contessa d'Arco - Chiara Chialli
Ginardo - Carlo Lepore
Egoldo - Gregory Bonfatti
Rodrigo - Lubomir Moravec

Prague Chamber Choir
Orquesta Sinfónica de Galicia
Riccardo Frizza

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BELLINI: IL PIRATA (Caballé)

La mejor Caballé Belcantista que puedas encontrar, a dúo con su marido Bernabé Martí, que es un tenor un poco agudo y tirante para mi gusto, pero en conjunto una grabación que aún no ha sido mejorada.

Imogene - Montserrat Caballé
Gualtiero - Bernabé Martí
Ernesto - Piero Cappuccilli
Goffredo - Ruggero Raimondi
Itulbo - Giuseppe Baratti

Adele - Flora RafanelliCoro e Orchestra della Radiotelevisione Italiana

Gianandrea Gavazzeni

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DONIZETTI: LA FILLE DU REGIMENT (Sutherland)

Esta sí que es una grabación maestra. La Sutherland está Stupenda, (como bien le han apodado), y Pavarotti está increíble y da en un aria 9 Do de pecho que te cagas.

Esta ópera fue compuesta en francés y estrenada en el Opéra-Comique de París bajo la amenaza de un boicot hacia el compositor italiano, que se saldó conun fracaso "fugaz", ya que se siguió representando con un éxito mayor en las siguientes puestas en escena. Los compositores franceses no daban crédito al éxito de Donizetti en París y sentían una sensación de que el compositor de Bérgamo se estaba ganando al público parisino. Si a eso le unimos la exaltación a la patria francesa que se palpa en cada momento de la ópera, especialmente ese "Salut à la France!", era evidente que el público parisino iba a acoger cada vez mejor esta ópera en un momento en el que parecía que París se convertía en el centro más relevante en el mundo de la ópera.

El libreto fue desarrollado por Jean François-Alfred Bayard y J.H.Vernoy de Saint Georges. Los papeles principales fueron asumidos ese 11 de febrero de 1840 por Juliette Bourgeois (Marie), Mécène Marie de Lisle (Tonio), Mary -Julie Boulanger (Marquesa) y Henry (Sulpice). Son varios los fragmentos que han alcanzado notoria popularidad: el célebre "Pour mon âme", "Pour me rapprocher de Marie", el canto del Vigésimo primer regimiento y el "Salut à la France". Es una ópera que, como comenté al principio, se disfruta por su optimismo.

Acto I - Campiña tirolesa. 1805. Tras una obertura inusual que deja claras las intenciones del compositor empieza la ópera propiamente dicha. El ejercito napoleónico acecha la zona con el objetivo de conquistarla. En el escenario se ve campesinos nativos preparados para la lucha mientras las mujeres rezan a la Virgen para que les proteja (Sainte Madone, Douce Patronne). La marquesa de Berkenfield aparece en escena y, ante la perspectiva de un ataque francés, se une a los campesinos en el ruego. Desde la montaña, un paisano tranquiliza a la gente avisando que los franceses se retiran, lo que hace que la gente se relaje. Es el momento para asistir a la primera escena de cierto calado: la marquesa se mofa de los franceses ("Pour una femme de mon nom... ") mientras la gente que la rodea, más calmada, la escuche entre sonrisas. El mismo paisano de antes confirma lo dicho antes, lo que hace que definitivamente la gente lo celebre ("Allons, plus d'alarmes! ") de una manera tal que provoca que el propio espectador se sienta partícipe de la alegría de estos lugareños. Marchan todos. Tras una breve conversación hablada, más propio de la opéra-comique, llega un dúo ("Et comme un soldat j'ai du coeur!") que nos va a permitir conocer tanto a Sulpice como Marie, la cantinera del regimiento, así como unas pinceladas del pasado cuando Sulpice recuerda como llegó Marie, siendo bebé, al regimiento; en todo el desarrollo del dúo observamos que se puede dividir en unas tres partes, siendo la primera y la tercera parecidas (repetir el inicio del dúo) mientras que la parte central es algo más sosegada (ya es difícil con el carácter de Marie) que es donde captamos todo lo indicado a base de diálogos cortos y rítmicos. En el diálogo posterior, Marie revela a Sulpice que se está viendo con un joven tirolés que le salvó la vida (generalmente en las representaciones se suele explayar más en los detalles, a diferencia de las grabaciones). Precisamente en ese momento aparece arrestado por los soldados del regimiento (Allons, allons, march', march'"); Marie tercia y logra que sea liberado ("C'est un traître/Un instant"). Cuando al fin libera al tirolés llega el momento para que Marie haga su primera gran intervención inolvidable: el canto del regimiento ("Chacun le sait, chacun le dit"), donde el aficionado a la ópera se sentirá como impulsado para seguir al regimiento y ese "le voilà, le voilà, le voilà ,morbleu... en la canción de su cantinera. Sulpice trata de alejar al tirolés y prepara a su regimiento ya que redoble insta al llamamiento ("Dès que l'appel sonne") . Cuando el regimiento parte Marie se queda sola lamentando el trato recibido por el tirolés; sin embargo, él aparece y nos permite disfrutar de una conversación hablada en principio- donde Tonio, el tirolés, se muestra sorprendido de la cantidad de padres que tiene ella (avez vous donc pour père tout un régiment....¿tenéis por padre un regimiento?)- y posteriormente en un emotivo dúo en el que se manifiestan claramente su amor. Dicho dúo tiene dos partes: en la primera, es Tonio quien recuerda cómo era su vida antes de conocerla y como cambió su forma de ser y arriesgarse" (Le beau pays de mon enfance...el bello país de mi infancia), posteriormente ambos entrelazan ese "De cet aveu si tendre" que será el referente de este dúo pues la segunda parte sigue la misma línea que la anterior siendo Marie la que narra sus sensaciones a Tonio (Longtemps coquette, heureuse et vive... Mucho tiempo presumida, feliz y viva) y finalizar con ese mismo fragmento aunque son más recomendables ambas intervenciones individuales. Ambos marchan. En escena se ven ahora a la Marquesa, Hortensius (acompañante de la marquesa) y el propio Sulpice. La conversación, en principio encaminada a que la marquesa llegue sana y salva a su castillo, evoluciona hasta un punto impensable para la noble: de esa charla sabe que Marie, la cantinera del regimiento, es "pariente" suya e insta a Sulpice para que la traiga a su presencia y pueda la noble llevársela al castillo. Marie no quiere aunque al final cede...siempre que vaya acompañada por el regimiento (Rataplan, rataplan...similar no musicalmente pero sí en "alma" a esa canción del 21º regimiento que cantó antes). Llega Tonio vestido como soldado francés (Ah, mes amis quel jour de fête!...Ah, amigos míos ¡qué día de fiesta!) lleno de alegría pero desconociendo que los días de Marie en el regimiento están contados. El regimiento se niega a la relación hasta que Tonio les confirma que ella le ama a él; en este punto llega el fragmento más célebre de esta ópera: el aria de los nueve "do" agudos (Pour mon âme! ...Por mi alma), bastante complejo, por cierto, para el tenor pero que lo encumbra cuando lo hace bien. Marie aparece para anunciar que se ha de marchar del regimiento ("Il faut partir" ...hay que irse), lo que provoca una escena coral emotiva donde los integrantes del regimiento (incluido Sulpice y Tonio) lamentan la marcha de su "hija". Marie nos anticipa aquí el tono de su intervención en el segundo acto. Tonio quiere seguirla mas el hecho de haberse enrolado al ejército hace que sea frenado por Sulpice, lo que provoca la desesperación de los dos jóvenes al verse separados. Mientras que la Marquesa se lleva a Marie, los demás soldados retienen apesadumbrados a un desquiciado Tonio.

ACTO II - Castillo de Berkenfield. Sala interior. La boda está concertada entre Marie y el duque de Crakentorp pero la marquesa sigue preocupada porque su "pariente" no ha mostrado ilusión, entusiasmo por el evento. Aparece la joven cabizbaja, consciente de su futuro. Empieza la clase de música donde la sobriedad de las primeras estrofas (Le jour naissait...) es turbada por fugaces y provocadoras menciones de Sulpice en referencia a un cierto parecido de la melodía con la canción del 21º Regimiento. La marquesa intenta en vano frenar el impulso de la joven y del oficial francés pero éstos son más persistentes (C'est le refrain du régiment... Es el estribillo del regimiento) ante el horror de la noble. Marie se queda sola y "nos abre el corazón" recordando a sus compañeros del regimiento. La aparición de sus viejos compañeros anima a Marie a mostrar su satisfacción del mejor modo para que Donizetti triunfase en París (Salut à la France!) con un canto de corte patriótico (se suele representar con una bandera francesa en mano de la protagonista). Tonio, ya oficial, aparece pudiendo asistir el oyente/espectador a un trío divertido (Tous les trois réunis... Los tres reunidos) donde Marie y Tonio intentan que Sulpice interceda por los dos. La marquesa irrumpe en la sala; Tonio trata de convencerla para acepte la boda de los dos jóvenes ("Pour me rapprocher de Marie"...Para acercarme a Marie) con un aria que no goza de la popularidad en comparación con el aria de los nueve "do" pero eso no impide valorar este aria como se merece: le agradará sin duda. El sentir de Tonio culmina con la petición a la marquesa para devolverle su único bien.. La marquesa no cede, se muestra inflexible con el joven pero siente en su interior la necesidad de explicarle la historia a Sulpice, la verdadera: Marie es algo más que su "pariente"...es su hija.

Llegan los invitados a la boda. Cuando Marie, hundida y desmoralizada, comparece para la boda, el regimiento entra por la fuerza bajo el mando de Tonio (Suivez-moi!, suivez-moi!/Au secours de notre fille!...Seguidme,seguidme/Al socorro de nuestra hija). El regimiento narra a los invitados de la alta nobleza el pasado de Marie como cantinera desde que era pequeña. Ella confirma a los asistentes de forma orgullosa como los soldados la rescataron y "guiaron sus primeros pasos" mientras éstos comprenden todo lo acontecido. La marquesa no puede más y paraliza la boda observando que Marie y Tonio se adoran y que sería un sacrificio obligar a su hija a casarse con quien ella no quiere. Finalmente, la noble acepta la boda de Marie y Tonio. En medio de la felicidad, la ópera finaliza con ese "Salut à la France" cantado por todos y que tanto impresiona.

MOZART: IDOMENEO (Pavarotti)

Fue muy criticada esta aproximación de Pavarotti a Mozart, pero a mi, que no soy un fanático de Mozart, me gusta mucho su interpretación (quizá por eso, por no ser un fanático de Mozart)

Idomeneo, rey de Creta (título original en italiano, Idomeneo, re di Creta ossia Ilia e Idamante, KV 366) es una ópera seria en tres actos con música de Wolfgang Amadeus Mozart y libreto en italiano de Giambattista Varesco, según un texto en francés de Antoine Danchet, a la que puso música André Campra como Idoménée en 1712. Carlos Teodoro, elector de Baviera, les hizo el encargo a Mozart y Varesco en 1780 para un carnaval de corte. Probablemente eligió el tema, aunque pudo haber sido Mozart.6 Se estrenó el 29 de enero de 1781 en el Teatro de la Corte de Múnich.

El príncipe elector Carlos Teodoro le encargó una ópera para el carnaval de Múnich. Mozart comenzó a componer en Salzburgo y en noviembre de 1780 marchó a Múnich para acabarla, ya con los cantantes y la orquesta. La correspondencia entre padre e hijo da a conocer detalles del proceso compositivo de la ópera, como las continuas exigencias de los cantantes, en particular de Anton Raaff, y la laboriosa elaboración del tercer acto.

El libreto Idomeneo, rey de Creta es obra de Giambattista Varesco (1735-1805), sacerdote de la corte de Salzburgo. Varesco adaptó el Idomenée, drama mitológico ya elaborado en 1712 como tragédie lyrique por Antoine Danchet para música de André Campra. Respecto a su precedente, se cambió el final trágico por uno feliz.

El libreto claramente se inspira en Metastasio y su estructura general, por no mencionar el tipo de desarrollo de personajes que Metastasio había desarrollado y mayormente por el lenguaje altamente poético usado en los diversos números y los recitativos secco y stromentato. El estilo de los coros, marchas y ballets era muy francés, y la escena del naufragio hacia el final del Acto I es casi idéntico a la estructura desarrollo dramático de una escena similar en Ifigenia en Tauride de Gluck. El sacrificio y las escenas de oráculo son parecidas a otras obras de Gluck: Ifigenia en Áulide y Alcestea.

Kurt Kramer7 ha sugerido que Varesco estaba familiarizado con Calzabigi y por lo tanto la obra de Gluck, especialmente Alcestes del último; mucho de lo que se ve en los pasajes más dramáticos de Varesco es el estilo francés tardío, mediatizado por Calzabigi. Es gracias a Mozart, sin embargo, que esta mezcla de estilos franceses (aparte de unos pocos coros) se aparta de Gluck y Francia y regresa a sus raíces más italianas (opera seria); los cantantes todos estaban formados en el estilo clásico italiano, después de todo, y los recitativos son todos clásicamente italianos.Kurt Kramer8 ha sugerido que Varesco estaba familiarizado con Calzabigi y por lo tanto la obra de Gluck, especialmente Alcestes del último; mucho de lo que se ve en los pasajes más dramáticos de Varesco es el estilo francés tardío, mediatizado por Calzabigi. Es gracias a Mozart, sin embargo, que esta mezcla de estilos franceses (aparte de unos pocos coros) se aparta de Gluck y Francia y regresa a sus raíces más italianas (opera seria); los cantantes todos estaban formados en el estilo clásico italiano, después de todo, y los recitativos son todos clásicamente italianos.

Mozart intervino de forma constante, pidiendo los cambios a través de su padre Leopold, que se relacionaba directamente con el libretista. Mozart tuvo que enfrentarse duramente con Varesco, no sólo por palabras concretas, sino incluso por sílabas. Gracias a ello consiguió dar nueva vida al drama, con una mayor participación del coro, con números concertantes que agilizaban el drama y la brevedad de los recitativos. En carta a Leopold, Mozart advertía que Varesco no recibiría más dinero que el acordado, “porque los cambios no los ha hecho él, sino yo – y además tiene que estarme agradecido, porque se ha hecho para su Honra”.

Mozart tenía veinticinco años cuando la compuso. Es su tercera ópera seria, después de Lucio Sila y El rey pastor. Es una ópera larga. Sigue el estilo de ópera seria italiana, con su alternancia tradicional de arias y recitativos. Pero rompe con los límites internos y externos de la ópera seria formal metastasiana, con gesto violento e imperativo. Se nota la influencia francesa a la hora de proporcionarle hondura dramática y veracidad escénica. La orquestación es, también, más rica que en obras precedentes. Hay elementos de experimentación, como la continuidad entre escenas, sin un corte marcado entre ellas, la inserción de danzas y piezas orquestales, así como los destacados coros, que asumen un rol activo en la trama. Los personajes no son de cartón piedra, sino que cobran vida, en particular Ilía, Idomeneo y Electra.

Se conservan autógrafos de la ópera: de los actos I y II, en la Biblioteca Jagiellońska de Cracovia; del acto III, en la Staatsbibliothek Stiftung Preußischer Kulturbesitz de Berlín.

Se estrenó en el teatro Cuvilliés, Nuevo Teatro de la Corte de Múnich, el 29 de enero de 1781, con la presencia del padre y la hermana de Mozart, llamados para la ocasión. Mozart se hizo cargo del clavicémbalo y de la dirección de orquesta. Christian Cannabich se hizo cargo de la dirección musical.

La orquesta del estreno provenía de Mannheim. Los cantantes del estreno fueron:

Idomeneo, Anton Raaff (1714-1797), tenor muy admirado por Mozart, pero que ya se acercaba a los setenta años y planteaba continuas exigencias a Mozart respecto a sus arias e, incluso, las piezas de conjunto.
Elettra (Electra), soprano Elisabeth Augusta Wendling, casada con un hermano del flautista Wendling, considerada positivamente por Leopold Mozart.
Ilia (Ilía), soprano Dorotea Wendling, célebre cantante casada con el flautista Johann Baptist Wendling, admirado tanto por Leopold Mozart como por su hijo, quien intimó con ella estando en Mannheim.
Idamante, castrado Vincenzo del Prato, bastante limitado.
Arbace (Arbaces), Domenico de Panzacchi. Extraordinario tenor.
Gran sacerdote de Neptuno, tenor Giovanni Valesi, fue además un maestro de canto muy solicitado.

La primera representación suscitó la admiración de los entendidos. No obstante, no se ganó especialmente al público general. La ópera se representó dos veces más (el 3 de febrero y el 3 de marzo). Su éxito fue, en gran parte, el motivo de su ruptura final con el arzobispo Colloredo, pues su relación fue tensa desde este año. Posteriormente, Mozart intentó readaptarla para seguir el modelo francés. Así, en 1786 se representó en Viena, de forma privada, en el palacio del príncipe Auersperg; para esta ocasión, Mozart transcribió para tenor el papel de Idamante.

El verdadero descubrimiento de esta obra se produjo en el Festival de Glyndebourne en los años ochenta del siglo XX. Su principal dificultad radica en encontrar tres tenores que puedan cumplir con las exigencias de las ornamentadas arias. Se ha representado en estos comienzos del siglo XXI, como la inauguración de la temporada en el Teatro de La Scala de Milán el 7 de diciembre de 2005, con dirección de Daniel Harding.

Se considera la mejor ópera seria de Mozart, incluso la mejor de su género en el siglo XVIII (Mila). Es la primera de sus grandes óperas. En la actualidad, Idomeneo forma parte del repertorio operístico estándar. En las estadísticas de Operabase aparece la n.º 45 de las cien óperas más representadas en el período 2005-2010, siendo la 7.ª en Austria y la sexta de Mozart. Existen varias grabaciones (ver abajo), y es interpretada regularmente. En España se estrenó el 16 de enero de 1943 en el Gran Teatre del Liceu de Barcelona.

La historia tiene lugar en Creta, en época mítica.

Acto I

Cuadro I. Isla de Creta, habitación del palacio. Ilía, hija del rey Príamo, ama al príncipe Idamante, hijo de Idomeneo, pero ella no sabe si mostrar su amor. Idamante libera a los prisioneros troyanos. Dice a Ilía que no es culpa suya que sus padres sean enemigos. Los troyanos y los cretenses, juntos, dan la bienvenida a la paz, pues Troya ya ha caído en poder de los griegos. Electra, celosa de Ilía, no aprueba la clemencia de Idamante hacia los prisioneros enemigos. Arbaces, el consejero del rey, trae la noticia de que Idomeneo ha desaparecido en el mar cuando volvía hacia Creta. Electra, temiendo que Ilía, una troyana, sea pronto la reina de Creta, siente que la atormentan las Furias del Hades.

Cuadro II. Playa. El pueblo pide a los dioses que tengan piedad. Se van. En la costa desierta, después del naufragio, aparece Idomeneo, quien recuerda el voto que hizo a Neptuno en medio de la tormenta: que si se salvaba, le sacrificaría al primer ser humano que se encontrara al pisar la isla. Se acerca un joven: Idamante. Debido a que no se han visto durante largo tiempo, les resulta difícil reconocerse. Cuando Idomeneo se da cuenta de que es su hijo, le ordena que se aleje de su presencia. Dolido por la reacción de su padre, Idamante huye. Las tropas cretenses desembarcan del barco de Idomeneo, y son recibidos por sus esposas, y todos ellos alaban la bondad de Neptuno.

Acto II

Cuadro I. Salón del palacio. Idomeneo pide consejo a Arbaces, que dice que podría sacrificarse otra víctima en lugar de Idamante, y alejar a éste de Creta. Para evitar el sacrificio, Idomeneo ordena a su hijo que lleve a Electra a su casa, Argos. Las amables palabras de Idomeneo hacia Ilía la conmueve, y hacen que declare que como lo ha perdido todo, él será su padre y Creta su hogar. Al irse, Idomeneo se da cuenta de que enviar a Idamante al exilio le cuesta la felicidad tanto a Ilía como a él mismo. Se esconde al darse cuenta de que viene Electra. Ésta agradece la idea de ir a Argos con Idamante, para así tener la oportunidad de lograr su amor. Suena una marcha.

Cuadro II. El puerto de Sidón. Al comienzo se canta uno de los pasajes corales más representativos de la época, «Placido e il mare e l'onda». Idomeneo se despide de su hijo, y le urge a que aprenda el arte de gobernar mientras está afuera. Antes de que el barco pueda zarpar, sin embargo, estalla una tormenta, y aparece un monstruo: una serpiente marina. Al reconocer en ella a un mensajero de Neptuno, el rey se ofrece él mismo como compensación por haber quebrantado el voto que ofreció al dios.

Acto III

Cuadro I. Jardín real. Ilía pide a los vientos que lleven su amor a Idamante, quien aparece, explicando que debe ir a luchar contra la serpiente. Cuando le dice que no le importa morir, pues sufre los tormentos de un amor no correspondido, Ilía le confiesa su amor. Electra e Idomeneo los sorprenden. Tiene lugar entonces un dramático cuarteto en el que se expresan los sentimientos de los cuatro personajes. Cuando Idamante le pregunta a su padre por qué lo envía lejos, Idomeneo sólo puede responderle que el joven debe irse. Ilía pide a Electra que la consuele, pero ésta sólo se preocupa por la venganza. Todos se marchan y llega Arbaces que, desesperado, está dispuesto a ofrecer su propia vida a cambio de la paz en Creta. Se acerca el Gran Sacerdote de Neptuno, liderando al pueblo. Todos aclaman a Idamante. El Gran Sacerdote explica al rey la destrucción causada por el monstruo de Neptuno, y le exige a Idomeneo que cumpla su promesa al dios. Cuando el rey confiesa que la víctima es su propio hijo, el pueblo queda horrorizado.

Cuadro II. Templo de Neptuno. Idomeneo reza a Neptuno. Arbaces trae la noticia de que Idamante ha matado al monstruo. Idomeneo teme nuevas venganzas de Neptuno, Idamante entra en ropas de sacrificio, diciendo que entiende el tormento de su padre y que está preparado para morir. Después de una agonizante despedida, Idomeneo está dispuesto a sacrificar a su hijo cuando Ilía interviene, ofreciendo su propia vida en lugar de la de su amado. Se oye entonces la Voz del oráculo: el amor ha apiadado al dios, Idomeneo debe dejar el trono por Neptuno; en su lugar, reinarán Idamante e Ilía. Todos se muestran aliviados, excepto Electra que desea su propia muerte y abandona el templo furiosa. Idomeneo presenta al pueblo a sus nuevos reyes. El pueblo llama al dios del amor y del matrimonio para que bendiga a la real pareja y traiga la paz. La obra concluye con un ballet.

La obra comienza con una Obertura en un solo movimiento, “página grandiosa y patética, de corte muy personal y ceñido” (Paumgartner).

Resultan inolvidables los coros y los números concertantes.

Los coros expresan sentimientos diversos, según el momento de la trama en que se encuentren: la serenidad del mar, el horror por el terrible voto, la alegría por el triunfo del amor y la paz. De ellos destacan N.º 5: Pietà! Numi, pietà!, con hermosos efectos de eco producidos por la división en dos de la masa coral; N.º 15: Placido è il mar, andiamo, canto a la belleza y serenidad del mar; y el magnífico N.º 24: O, o voto tremendo, cargado de terribles presagios.

Los concertantes (dúo, trío y cuarteto) agilizan la acción, aumentando la teatralidad del drama. De los números concertantes destaca el gran cuarteto, entre Idomeneo, Idamante, Ilía y Electra: Andrò ramingo e solo. En esta dramática despedida, cada personaje expresa sus sentimientos, sus dudas y esperanzas. El propio Mozart lo escuchaba con una profunda emoción.

Entre las arias, las del protagonista Idomeneo son sobresalientes. N.º 12: Fuor del mar cuenta con una dificilísima ornamentación. El propio Mozart la consideraba atrevida y virtuosística, “la más espléndida” de las arias. Son muy vistosas.

Las dos arias de Arbaces (Se il tuo duol y Se colá ne' fati è scritto) también están cargadas de ornamentos

El personaje de Ilía recibió una música exquisita, caracterizándola como un personaje bondadoso. Sus dos arias rebosan inocencia y dulzura y resultaron muy populares. La primera (N.º 11: Se il padre perdei) está magistralmente trenzada con las líneas de los instrumentos de viento solistas; la segunda, (N.º 19: Zeffiretti lusinghieri), es el número más conocido de la ópera, con una bella línea melódica y un acompañamiento orquestal de mayor calidad incluso.

Frente a este personaje, que representa la bondad y la inocencia, Electra es agresiva. De sus intervenciones, destaca la última: D'Oreste e d'Aiace, en la que expresa la rabia que le produce el amor no correspondido, y que requiere una gran agilidad vocal.

La orquestación es rica y elaborada. Destacan las marchas y el final del acto II. En esta ópera se encuentran momentos con el típico pizzicato mozartiano y el finale elaborado propio de sus óperas posteriores. Influyó en esta música la propia orquesta, gran parte proveniente de Mannheim, que Mozart consideraba fabulosa, sobre todo las cuerdas, y así pudo intentar cosas que no se habría atrevido con otras orquestas.

DISCO 1

BELLINI: BEATRICE DI TENDA (Sutherland)

Sutherland y Pavarotti jóvenes y en una bella ópera belcantista. La Sutherland está bella hasta en la foto, que ya es decir...

OperaEsencial: PUCCINI: Madama Butterfly (Freni&Carreras)

Otra grabación cuya preferencia por mi parte es provocada por el tenor (Carreras) y no por la soprano (Freni, que es de todas formas una de mis Segundas-Sopranos-Preferidas)

Con esta ópera Puccini inició su primera incursión en mundos más exóticos para la ópera como era el Lejano Oriente y que seguiría más tarde con Turandot, sin olvidar esa "Fanciulla" que compuso y situó en el Oeste- California- durante la fiebre del oro ("La Fanciulla del West). Los éxitos de "La Bohème" y "Tosca", además, le habían situado como uno de los veristas (tendencia cultural que consiste en aportar un mayor realismo en la ópera, homogeneización de partitura y apartado de ese mundo del bel canto en lo referente a renunciar a los artificios vocales ) con más éxito, junto a Giordano, Leoncavallo o Mascagni.

La ópera, como la mayoría compuesta por Puccini, no tiene una base literaria tan específica como pueden serlo las óperas verdianas por lo que no se puede precisar en que libro se basa Madama Butterfly. Los estudiosos comentan acerca de "Madama Chrysanthème", escrita por Pierre Loti, y también por relatos como el de John Luther Long sobre una geisha que se convierte al cristianismo en una pequeña misión norteamericana de Nagasaki.

Su estreno en la Scala de Milán fue un maravilloso fiasco. Sí, lo han leído bien, un maravilloso fiasco que provocó ciertas modificaciones en la ópera entre las que destaca la composición de esa genial aria de Pinkerton "Addio,fiorito asil", o el corte en el segundo acto para dividirlo y dar lugar a un tercer acto, aparte de modificaciones de menor grado. Así, lo que fue un boicot de determinados aficionados (los loggionisti- público del "gallinero"-) hacia la ópera provocando un total desbarajuste en la puesta de estreno de la ópera, permitió "crecer" a la ópera hasta alcanzar su sitio de verdad dentro del repertorio operístico. El posterior reestreno de la ópera se realizó, tres meses después, en Brescia con el éxito que le acompaña en la actualidad.

Acto I
La ópera comienza con un brevísimo y bello preludio. En escena se encuentran Goro, alcahuete nativo, y Pinkerton, un teniente de la marina norteamericana charlando, mediante el uso de diálogos cortos, sobre la casa que el americano ha comprado para su estancia en Nagasaki y, ya de paso, le presente Goro el grupo de sirvientes que acompañan a su "esposa" ( ya en la obra de Loti se comentaba el hecho de que los navegantes y agentes consulares tenían la posibilidad del matrimonio temporal). La presencia de Suzuki es fundamental en el desarrollo posterior de la ópera y aquí lo muestra ("Il riso è frutto e fiore..."...la risa es fruta y es flor) en su primera aparición. La llegada del cónsul Sharpless inicia una conversación donde se manifiestan los sentimientos "oscuros" de Pinkerton, decidido a que la geisha sea algo temporal hasta que pueda "casarse con una verdadera esposa americana". Tras una conversación breve acerca de la casa llegan los primeros momentos inolvidables de esta ópera como ese "Dovunque al mondo...Affonda l'áncora" donde refleja su personalidad trivial. Cuando le pregunta Sharpless si está enamorado, Pinkerton le confiesa que no sabe si es amor o un simple capricho ("Amore o grillo"...Amor o capricho) y en el que explica cuál fue su primera impresión de la joven geisha mientras que el cónsul le comenta, posteriormente, que esa geisha pasó por el Consulado y cuando la oyó sintió que su voz le llegó al alma ("Ier l'altro,el Consolato sen venne a visitar..." Anteayer vino a visitar el Consulado) y le pide que la trate bien porque es un corazón quizás crédulo y "no debiera emitir sonidos de dolor". La llegada de Madama Butterfly a la casa de Pinkerton rodeada de familiares es de gran belleza, especialmente esas frases que canta a medida que se va acercando ("Spira sul mare e sulla terra" "...Io son venuta al richiamo d'amor"). El reencuentro es afectuoso pero se nota quién está enamorada y quién no. La conversación es curiosa sobre la edad de la joven, su situación ( "Nessuno si confessa..." Nadie confiesa jamás) mientras que se oye al resto de parientes dudando del futuro de la pareja. En un aparte, Butterfly y Pinkerton empiezan a conversar alejados del "mundanal" ruido en lo que es un preludio de lo que será uno de los mejores dúos de ópera de la historia y que alcanza su momento estelar en esa pequeña aria "Ieri son salita...Io seguo il mio cammino " en el que le confiesa que se ha convertido a la religión que profesa él y que desea compartir, arrodillada, los mismos ruegos. Es el momento de la boda que lleva a cabo el comisario y, tras el cual, se despide Sharpless con un expresivo "Giudizio"(prudencia) a Pinkerton. Una vez reunidos los parientes de Butterfly, Pinkerton realiza el brindís hasta que la llegada del tío Bonzo provoca una situación tensa pues revela a los demás parientes que ella ha renunciado a la religión de sus antepasados y les pide que renieguen de ella. En ese momento, Pinkerton salta ante el tío bonzo y le obliga marcharse mientras que ella se queda turbada ante el abandono de sus parientes. El dúo que continúa a esta escena es, quizás, el mejor dúo de amor compuesto aunque tales afirmaciones son subjetivas pero estoy seguro que si se inicia en la ópera este dúo le "marcará". Está separado en dos partes: la primera se inicia con el momento en que Butterfly sale de la habitación tras quitarse el traje de ceremonia y él la tranquiliza con ese "Bimba dagl'occhi...Niña con los ojos..." con el que pretende que se olvide de ese fin lamentable de la ceremonia con el tío Bonzo, hasta el momento en que le comenta sobre su bonito nombre; la segunda parte es, con mucho, lo mejor, con ese maravilloso "È notte serena. Guarda dorme ogni cosa" en el que ambos contemplan la noche estrellada con una secuencia admirable, digna de ser disfrutada una y otra vez.
Acto II
Ya han pasado tres años y nada se sabe de Pinkerton, que abandonó Nagasaki al poco tiempo de casarse, dejando al cónsul con el deber de hacerse cargo del alquiler. Pero la situación es más dura porque la ruina se acerca a la casa de la geisha. Ella se mantiene firme en su idea de que él volverá y así lo demuestra en esa célebre aria "Un bel dí vedremo"(Un bello día veremos...) donde se imagina como será el reencuentro entre ambos donde la melodía tiene un gran valor. La llegada de Goro y Sharpless la devuelve a la realidad. Mientras que conversan ella y el cónsul acerca de la promesa de Pinkerton de volver "cuando el petirrojo rehace su nido" aparece el tema de su situación y cómo Goro le trató de convencer de aceptar la proposición de Yamadori, un rico poseedor que, para más inri, aparece en ese momento. En este punto se observa hasta que punto está tan convencida de su amor por Pinkerton a pesar de las súplicas de Yamadori, las advertencias de Goro y el desconsuelo del cónsul que lleva una carta para ella. Cuando se quedan los dos solos, él pasa a leer la carta que le entregó Pinkerton y donde le advierte para que prepare a Butterfly "para el golpe" , todo ello acompañado de un pequeño dúo que agradará al que acerque a ésta ópera por primera vez. Antes de desvelarle la verdad, le pregunta a ella sobre la posibilidad de que Pinkerton no pudiera volver nunca. Ella queda perpleja por la pregunta y le responde: o cantar...o morir. Sharpless no puede soportar el sufrimiento de ella y le recomienda que acepte la proposición de Yamadori. La situación se acentúa cuando Butterfly le presenta a su hijo y le pide al cónsul para que escriba a Pinkerton de que le espera su hijo ( "E questo? e questo?"...¿y ésto?¿y ésto?) La aria que le continúa ya es un reflejo de lo que acontecerá en el siguiente acto.
El cañonazo desde el puerto da lugar a la llegada de Pinkerton( aunque su presencia en escena será en el siguiente acto) y de uno de los momentos bonitos de la ópera en la escena del dueto de las flores. La llegada del barco de Pinkerton genera un primer momento de ilusión de la joven ("trionfa il mio amor") y también un poquillo de rencor hacia todos que, en su tiempo, le negaban la esperanza del retorno del norteamericano. Esa alegría le lleva a realizar, junto a Suzuki, una animosa "bienvenida"("Seminiamo intorno april"..."Sembremos el mes de abril") para cuando llegase Pinkerton. El acto se termina con la espera de la geisha mientras se oye un coro de pescadores, a bocca chiusa, desde fuera de los escenarios.
Acto III
Una de las mejoras tras el fracaso del estreno fue dividir el primitivo acto II. Sin embargo, desde el punto de vista argumental no cambia nada ya que es la continuación de esa noche de espera y que ya está amaneciendo. La pobre Butterfly, que se quedó toda la noche en vela esperando la llegada de Pinkerton, se acuesta agotada como así le pide Suzuki. Cuando Butterfly y el niño se retiran a descansar, se produce el regreso de Pinkerton y Sharpless. Suzuki los recibe y les comenta que la pobre está descansando; ellos le piden que no la avise. En el momento en que ellos niegan el aviso a Butterfly, Suzuki observa que hay una tercera persona en el jardín : esa "verdadera esposa americana" que tanto comentaba Pinkerton en el acto I. Sharpless le revela la noticia de que Pinkerton se casó y le pide que sea el apoyo para la geisha porque "para sus penas no hay consuelo posible" . Este trío es revelador de los remordimientos que empiezan a aparecer en Pinkerton y que "explotarán " posteriormente en su gran aria. Mientras Suzuki y Sharpless tratan de conversar sobre la necesidad de que Butterfly la conozca, Pinkerton se queda rondando por la casa y el sufrimiento se siente en cada nota que surge de su voz y que llega al momento culminante con " Tre anni son passati ,e noverati n'ha i giorni e l'ore" donde cae en la cuenta del daño que ha ocasionado a la pobre, a la geisha que ha contado los días y las horas desde su marcha. Suzuki marcha a hablar con Kate, la mujer que llegó con ellos dos, mientras que el cónsul y Pinkerton se quedan solos. Le pide al cónsul que le de todo el apoyo a la vez que le confiesa su remordimiento mientras que éste le recrimina que ,en su momento, no le hiciese caso y le revela que ella se negó a todos los consejos ,dudas ya que creía en ese amor. Pinkerton se despide de la casa con el célebre "Addio,fiorito asil", de gran intensidad y en el que su desesperación es total (ah! Son vil!). Un breve diálogo entre Suzuki y Kate es el preludio de la aparición de Butterfly que nota que hay alguien fuera. La aparición es optimista (È qui...è qui) pero enseguida mutó cuando ve a Kate y a Suzuki llorando. Cuando Sharpless le revela que es su esposa, Butterfly muestra su carácter más maduro ("sotto il gran ponte del cielo"... "Bajo el gran puente del cielo") en este momento en el que trata de tranquilizar a la esposa de Pinkerton de que no se preocupe por ella. Respecto a su hijo, " a él se lo podrá dar si viene". La marcha de Kate y el cónsul deja solas a Suzuki y a Butterfly con lo que se llega al final. Suzuki va a la busca del niño mientras la geisha coge el cuchillo con el que su padre se hizo el hara-kiri para también realizarlo ella. En el momento de hacerse el hara-kiri, Suzuki le envía el hijo (con el fin de evitar el fin de ella). Es el momento de la última aria de Butterfly (Tu!,Tu!), muy emotiva en la que se despide de su niño. Le pide que se vaya a jugar y, en el momento en que el niño se adentra realiza el hara-kiri mientras, desde lejos, se oye la voz de Pinkerton tratando de llamarla. El final dramático coincide con la bajada de telón: Pinkerton se queda apesadumbrado y arrodillado ante el cadáver de Butterfly mientras Sharpless trata de llevarse el niño sin que éste pueda ver a su madre muerta.


DISCO 1

DISCO 2
DISCO 3

PUCCINI: Manon Lescaut (Te Kanawa&Carreras)


Manon Lescaut fue la tercera ópera y el primer gran éxito de Puccini. El 1 de febrero de 1.893 se estrenaba en el Teatro Regio de Turín esta ópera, cuyo libreto se basa en la obra del abad Antoine Prévost (siglo XVII) titulada "Histoire du Chevalier Des Grieux et de Manon Lescaut". Jules Massenet había llevado al escenario operístico francés la misma obra nueve años atrás, pero ello no impidió el gran éxito de la ópera de Puccini, con una visión más latina y apasionada de la historia de los dos amantes. "...con passione disperata!" Así describió Puccini como interpretar su Manon Lescaut.

Tras "Le villi" (1.884) y "Edgar" (1.889), Manon Lescaut encumbraba al maestro toscano como uno de los referentes de la escuela verista y como el continuador del gran Giuseppe Verdi, que en esos días estrenaba "Falstaff". El hecho de estrenar la ópera de Puccini al mismo tiempo que la última de Verdi, da un motivo anecdótico a los que consideraron al maestro de Lucca como el sucesor del gran Verdi. Otra coincidencia es que ambos alcanzaron fama mundial en su tercera ópera, Nabucco (1.842) y Manon Lescaut (1.893) tras dos estrenos anteriores dubitativos por parte de ambos.

ACTO I
En una plaza de Amiens, cerca de una posada, están varios estudiantes charlando amigablemente aunque es Edmondo quien toma la voz cantante ("Ave sera gentil"....Salve, tarde agradable) ante sus compañeros, que también le acompañan en sus comentarios joviales. En ese momento aparece un joven tímido, Renato Des Grieux, y Edmondo le pide que se una al grupo y pueda reírse con ellos. Des Grieux, que agradece tanto honor, niega que haya conocido el amor ni el fracaso amoroso y se dirige a las jóvenes con un juvenil "Tra voi belle" en el que trata de "cautivarlas". La fiesta sigue mientras que llega a la posada un carruaje donde aparecen Geronte, Manon y el hermano de ella. Cuando el hermano - Lescaut, para facilitar la comprensión de la sinopsis- entra en la posada, Manon se queda fuera a la vista de la gente. Des Grieux se queda prendado y se presenta ante ella ("Cortese damigella"...gentil damisela) en lo que es el primero de los dúos de esta ópera. Ella le confiesa que su destino es el convento por voluntad paterna mientras que él lamenta esa triste suerte. Tras lograr convencerla para un posterior reencuentro, se queda recordando ese momento de felicidad espontánea con el aria "Donna non vidi mai", rememorando el momento en que ella se presenta de forma susurrante. ("o susurro gentil ,deh, non cessare"). En otra parte de la escena, Lescaut y Geronte, un hombre mayor y adinerado, charlan sobre el futuro de Manon. El tesorero se muestra interesado por el futuro de la joven, y les invita a cenar esa noche. Sin embargo, las órdenes que da Geronte al posadero es de preparar un "coche y caballos" para salir en una hora. Edmondo, que ha estado pendiente de la última conversación, le cuenta todo el plan a Des Grieux ("Cavalier,te la fanno"...Caballero, te la roban) y le invita a anticiparse al viejo tesorero, huir junto a Manón. El reencuentro del joven y Manon tiene un cariz diferente al del primer momento, ya que la preocupación se muestra visible en la cara del joven. Musicalmente, este dúo tiene momentos de gran intensidad emotiva como la explicación de la felicidad perdida de Manon ("Eppur lieta, assai lieta... Y sin embargo alegre, bastante alegre), o como Des Grieux manifiesta su amor hacia ella y ve la posibilidad real de hacer cambiar la tristeza melancólica de Manon por una vida plena de amor. Una exclamación de su hermano la pone en guardia y, cuando está a punto de irse, Des Grieux le revela los planes de Geronte de raptarla y le implora que huyan los dos juntos; ella se niega pero, ante la insistencia del joven, acaba consintiendo. Geronte, que se queda sin Manon, acude ante Lescaut para decirle que la ha raptado un estudiante y el hermano muestra una tranquilidad pasmosa; conocedor de su hermana. Lescaut le tranquiliza porque ella no podrá aguantar la miseria de un estudiante y acabará cediendo ante el dinero del tesorero mientras que Edmondo y demás estudiantes observan, divertidos, la escena.

ACTO II.
Como ya había previsto Lescaut, Manon deja a Des Grieux y acaba en la casa de Geronte en París. El comienzo del acto es significativo de que ella se arrepiente de haber abandonado a Des Grieux y que echa de menos sus caricias ("In quelle trine morbide"), esos días felices donde el amor la envolvía. Lescaut, que está atento a las frases de ella, le dice que Des Grieux es amigo suyo y que le ha volcado en el mundo en el mundo del juego por tal de ganar dinero. La llegada de unos músicos interrumpe la conversación de los hermanos y la escena se convierte en algo aburrido para Manon, hastiada de tanto lujo y actividades que no la llenan (el madrigal es de una brillante armonía y la lección de baile del minuetto-"Vi prego signorina"- es hermosa con la intervención de los asistentes a la clase ). Mientras Lescaut, que ha sabido captar las últimas palabras de su hermana, va a por Des Grieux, consciente de que Manon le echa de menos. El reencuentro entre Des Grieux, acompañado hasta la casa por el hermano, y Manon es frío ("Tu,Tu,amore?, tu") ya que él no le perdona como ella le abandonó y no accede a los intentos reconciliatorios de Manon . Ella observa que el reencuentro no era el deseado ya que Des Grieux se muestra dolido aún ("Non m'ami più"). La desesperación de Manon ("Pensavo a un avvenir di luce"...Pensaba en un futuro resplandeciente) y un pensamiento de que "ya no es tan bella y agradable como hace un tiempo" cambia el giro de la conversación ya que Des Grieux, que ha ido rebajando la furia para volver a ser ese joven del primer acto, cae rendido a los pies de ella y culmina el dúo con un "i baci miei son questi(Manon)/ i baci tuoi son questi (Des Grieux)" entonado a la par por ambos amantes, ya que la pasión antigua ha vuelto. El regreso de Geronte les sorprende; el enfado con el que sale el tesorero del salón es bastante revelador de lo que sucederá. Des Grieux le dice a Manon que deben huir de nuevo, a lo que ella titubea ya que no desea dejar la riqueza que posee. Des Griuex sufre, una vez más, otra desilusión ya que ella vuelve a ser la misma que le abandonó por riquezas ("Ah, Manon mi tradisce"...."Fango nel fango io sono") mientras que él se había visto reducido a la infamia por estar con ella. Lescaut llega y les insta a salir de ahí ya que Geronte la ha denunciado y acude a casa con guardias. La intensidad musical va in crecendo hasta la llegada del tesorero y el arresto de Manon. Cuando Des Grieux intenta evitar la detención, Lescaut le para y le pregunta, susurrando, quién salvará a Manon ("Se v'arrestan cavalier,chi potrà Manon salvar?")

Intermezzo. Teniendo en cuenta que en las óperas de Puccini no eran frecuentes las oberturas, disfrutar de este pasaje musical es algo casi "obligado" por su belleza

ACTO III.
Des Grieux y Lescaut, que ha sobornado a un guardia, están en el puerto de Le Havre para liberar a Manon, condenada al exilio en una colonia francesa de Luisiana. Cuando el guardia sobornado se hace cargo de la vigilancia, Lescaut aparece y le entrega la bolsa para que se vaya. Da un toque a Manon para que se acerque a la ventanilla del calabozo y pueda hablar con Des Grieux. La conversación es breve y conmovedora. Manon había perdido toda esperanza de volverlo a ver ("nell'onta non mi abbandoni?"... no me abandonas en mi vergüenza?) y vuelve a revivirla con esa posibilidad de ser libre cuando Des Grieux le indica que ha acudido junto a su hermano, Lescaut, para liberarla y huir juntos. Sin embargo, falla el plan y el ruido de un disparo acerca a la muchedumbre al puerto. Ha llegado el momento del "apello", una de las escenas más sensacionales de la ópera. Por un lado, el pueblo observando a cada una de las condenadas y realizando distintos comentarios. Por otro, Lescaut que comenta la historia de Manon a un grupo cercano cuando éste admira la belleza de ella. Y por otro lado, Des Grieux y Manon- que deja de ser la caprichosa de los dos primeros actos y se muestra afectada porque siente que no le ha amado - despidiéndose porque el destino está cumplido. En esta escena, recomendaría seguirla desde el punto de vista de las tres vertientes y después escucharla como un todo...no se arrepentirá. Cuando el sargento está a punto de llevar a Manon hacia el barco, Des Grieux actúa alocadamente: la retiene y amenaza al resto si se atreven a tocarla pero, después, cede y se pone a los pies del comandante ("ah!guardate, pazzo son") y pide que le dejen ir en el barco como grumete o cualquier otra actividad vil por tal de poder ir con ella. El comandante del barco, conmovido ante tal escena, accede a que el joven viaje en el barco.

ACTO IV
Antecedentes: En la colonia a la que son enviados Manon y Des Grieux, el hijo del gobernador se siente atraído por ella; hay un duelo entre él y Des Grieux que acaba con el adversario malherido. Creyéndolo muerto, huyen de la colonia pero sólo se encuentran con un vasto desierto en el que no ven el fin
La sed y el cansancio minan las fuerzas de Manon hasta el punto de desfallecer mientras que él presiente algo desventurado ("disperato mi vince un senso di sventura!"). Ella trata de recuperarse poco a poco pero su tono de voz presagia algo malo. La sed la afecta cada vez más y le pide a él que trate de buscar algo de agua o algún sitio mejor. Cuando Des Grieux marcha, ella se queda "sola, perdida y abandonada en tierra desolada ("Sola,perduta,abbandonata"). El aria es de una crudeza tal que impresiona ver a la soprano desquiciada ("Ahi! Mia beltà funesta,ire novelle accende..."), desolada ("Terra di pace,mi sembrava questa") y finalmente abatida ("tutto è finito!/non voglio morir"). La llegada de Des Grieux no aporta nada nuevo ya que la búsqueda es infructuosa. Manon está en las últimas y él se siente impotente ("Gelo di morte. Dio! l'ultima speme infrasti" ...frío mortal, Dios, rompiste la última esperanza). La agonía de ella, que será un preludio de cómo Puccini elaborará la muerte de Mimì en La Bohème, es pausada hasta que al final expira con esas últimas palabras, "ma l'amor mio non muor!!!?, mientras que la orquesta culmina la ópera.


Kiri Te Kanawa es de mis Segundas-Sopranos-Favoritas; no me lleva a comprarme todo lo que graba, pero sí que me agrada mucho cuando la escucho. Y aquí está con Carreras, y eso hace que prefiera esta grabación a la de la Caballé y Domingo.