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MUSICA DE LOS OCHENTA: de 1680, 1780, 1880 y 1980 :-) Las mejores grabaciones de Opera, Musica clásica, Pop EuroDance, Carátulas Customizadas y más.

viernes, 10 de diciembre de 2010

Opera Esencial: PONCHIELLI: La Gioconda (Caballé)


La Gioconda es una ópera en cuatro actos con música de Amilcare Ponchielli y libreto de Arrigo Boito. Fue estrenada en La Scala de Milán, el 8 de abril de 1876.

Una segunda versión fue estrenada en el mismo teatro el 12 de febrero de 1880. En 1883 se estrenó en el Metropolitan Opera con Christina Nilsson y en 1908 durante la temporada inaugural del Teatro Colón (Buenos Aires).


El libreto, firmado por Boito bajo el pseudónimo de Tobia Gorrio, se basa en el drama Angélo, tyran de Padoue (Ángelo, tirano de Padua) de Victor Hugo. Ya Saverio Mercadante había compuesto una ópera sobre este drama, titulada Il giuramento (1837).

Por su suntuosa dramaturgia, espectacularidad, escenas de ballet, coros y efectos, La Gioconda es un producto típico del género francés de la Grand Opéra. Por otro lado, algunos han visto en esta ópera rasgos que anuncian el verismo, y por supuesto una marcada relación con las óperas de Giuseppe Verdi, siendo la más evidente la semejanza entre el personaje de Barnaba y el Iago de Otello.

De ardua ejecución esta ópera requiere seis solistas con partes muy difíciles: soprano, mezzo, contralto, barítono, tenor y bajo. Cada una de estas voces tiene un aria de lucimiento, entre las que destacan Voce di donna, interpretado por la ciega (acto I); O monumento, Barnaba (acto I); Cielo e mar!, Enzo (acto II); Stella del marinar!, Laura (acto II); y la célebre Suicidio, que canta Gioconda en el cuarto acto. Además es muy conocida la parte de ballet llamada Danza de las horas.

SINOPSIS:
ACTO I

La Bocea del leoni, en Venecia (Siglo XVII).
El cantatorie Barnaba, espía del Consejo de los Diez, ama a Gioconda, bella cantatriz, enamorada a su vez de Enzo Grimaldo, príncipe de Santafior, desterrado por el gobierno de la república veneciana, en cuyo territorio está ahora de incógnito, como capitán de un bergantín dalmato, anclado en uno de los canales. Barnaba desea a Gioconda tanto como odia a Enzo, y acecha la ocasión que le permita apoderarse de ella. Venecia está de fiesta, celebrando el carnaval, famoso en sus anales. El pueblo se divierte, canta y baila. Gioconda aparece, acompañando a su madre, vieja y ciega. Barnaba la observa, y piensa que apoderándose de la anciana, a manera de arras todo podría obtenerlo de la hija. Gioconda pide a su madre que la espere, mientras ella va en busca de su bienamado Enzo. Las circunstancias favorecen el plan de Barnaba, que señalando a la ciega, sugiere a la multitud la creencia de que es una bruja endemoniada. El pueblo, crédulo, está a punto de arrojar al rio a la madre de Gioconda, cuando ésta, acompañada de Enzo, regresa. El amante impone por un momento a la multitud, pero viéndose solo, corre en busca de sus hombres. Alvise Badoero, jefe de la inquisición veneciana, y Laura, su esposa, preséntanse en la escena, cubierta aquélla por un antifaz. Cuando Enzo reaparece, Laura fija en él miradas llenas de interés, así como la voz de ella despierta en Enzo profunda atención. En vano pide Laura a Badoero que la consienta descubrirse; Alvise no quiere que nadie pueda contemplar aquella magnífica faz. Ninguno de estos pormenores pasa inadvertido para Barnaba, que todo lo observa. Entre tanto, Alvise tiene en sus manos la suerte de la vieja acusada de hechicería. A pedido de Laura, ordena por fin que se la deje en libertad, acción que aquélla premia, entregando a su salvadora el rosario que lleva entre sus dedos.Barnaba ha visto claro en la escena. Cuando todos se alejan y Gioconda y su madre entran en la iglesia, acércase a Enzo, le detiene y le dice; "Tú eres Enzo Grimaldo, amas a Laura, y no nutres por Gioconda sino afecto de hermano. Yo quiero a Gioconda, y podría haberla separado de tí denunciándote, pero prefiero revelarla, y probar tu traición en vez de matarte. Laura era tu prometida, se ha casado con otro a disgusto y te quiere como tú a ella. Si la esperas esta noche en tu bergantín yo te la llevo." Enzo niega, pero es inútil, y entre aquella villanía y la dicha que se le ofrece, transije y acepta. Llama Barnaba a uno de sus ayudantes, y le dicta una carta -dirigida al jefe de la inquisición, Badoero- en la cual le denuncia la traición de Laura con Enzo, sin referir los orígenes de éste. Gioconda, que en el mismo instante dejaba la iglesia, ha oído el dictado de Barnaba y se estremece de horror y de celos.

ACTO II - La ribera donde está anclado el bergantín.
Barnaba, disfrazado de marinero, llega a vigilar la ejecución de su plan. Ha transmitido a Laura el convenido aviso. Cuenta a los hombres que componen la tripulación y sabe el armamento que ésta tiene. Al aparecer Enzo entre sus gentes él se oculta y vase. El fingido capitán dalmato ordena a su equipaje que se disponga a levar anclas, y distribuye los puestos. Queda solo en escena, esperando el arribo de Laura, que no tarda en llegar, guiada por el mismo Barnaba, y en una góndola. Ambos d ícense apasionadas frases de amor, resueltos a confundir en el porvenir sus destinos. Enzo pide a Laura que lo espere un segundo, mientras él va a disponer la partida. Un instante después, Gioconda llega, vengativa y desesperada. Amenaza a Laura con su puñal, mas luego le dice: "Mira, tu muerte será más terrible; en aquella negra embarcación que allá lejos se ve, está tu marido esperándote." Laura alza en sus manos el rosario que recibió de la vieja madre de Gioconda, y ésta al verlo, exclama: "Ese rosario es tu bendición." En vez de abandonarla a su destino, Gioconda salva a Laura, como Laura salvó a la pobre ciega, y llamando a sus gondoleros la empuja en su barca, al mismo tiempo que le entrega el manto con que se cubría. Barnaba sigue el movimiento, y maldiciendo su suerte ordena a su barquero que se aproxime rápidamente a la barca de Alvise. Desciende Enzo del bergantín, en busca de Laura, y tropieza con Gioconda, a la que sospecha primero de un crimen y que luego le narra los peligros que por la delación corre la amada. En el mismo instante, la tripulación abandona el buque, que unas galeras corsarias atacan, y Enzo, apoderándose de una tea, para evitar que caiga en manos piratas, lo incendia, y se lanza enseguida a salvar a Laura, en presencia de Gioconda, que constata así que ni una mirada queda para ella en aquel hombre.


ACTO III
Palacio de Alvise Badoero.
Alvise no ha logrado alcanzar a Laura en la noche anterior, y más sereno, más tranquilo, resuelve vengar la afrenta inferida a su honor por medios distintos a los que eligiera en un principio. Laura morirá, sí, pero sin que un Badoero deba manchar sus manos en sangre de impura. Un veneno que Laura beberá a sabiendas consumará el castigo. Así lo comunica a la esposa infiel. Oyense los ecos de una alegre serenata. Antes de que ese canto llegue a su última nota, Laura habrá bebido el frasco del veneno, acostándose luego en el féretro dispuesto ya en la estancia contigua. Entre tanto, reina la alegría en el palacio de Alvise, donde celébrase una fiesta, un baile de máscaras, y Badoero, dejando a la condenada para que cumpla su mandato, se aleja por una puerta falsa. Entra Gioconda que, presintiendo el crimen, resuelta ya a la abnegación y al sacrificio, viene a salvar a quien salvó a su madre. Esta misma, llevada por su hija, está en el palacio, orando ya por el alma de la víctima segura. Gioconda cambia por un poderoso narcótico el veneno dejado por Alvise, y hace beber de aquel a Laura, guardándose el otro. Laura se acuesta en su féretro, desaparece Gioconda, y un instante después Alvise viene. Al encontrar vacío el bote que contenía el narcótico, supone realizado ya el suicidio, y hace pasar a sus invitados a aquella sala mortuoria. Las bailarinas danzan allí el baile de las horas. Terminado éste, Badoero comunica a todos su venganza. "¿Quién puede negarle el derecho de cumplirla?" "Yo", dice un enmascarado que, arrancándose la careta, agrega: "Enzo Grimaldo, príncipe de Santafior". Gioconda, que con su madre está de nuevo en la siniestra escena, acércase a Barnaba, también presente, y le dice: "Si lo libras, tuya soy." Barnaba lo promete, y cuando Alvise descorre el velo detrás del cual Laura reposa en su féretro, y Enzo, puñal en mano, se precipita sobre el esposo, aprovecha el momento de confusión para cumplir su primer designio, y arrebata a la ciega, llevándosela mientras los guardias impiden a Enzo que mate al inquisidor.

ACTO IV
Orillas del Canal Orfano.
Laura ha sido enterrada, y dos hombres, cumpliendo órdenes de Gioconda, han ido a sacarla de la tumba y la conducen al sitio convenido. ¿Vivirá Laura todavía o habrá muerto realmente por la emoción, por el espanto? Gioconda la hace depositar sobre un lecho, en una estancia vecina, y encarga a sus amigos que busquen a su madre, desaparecida desde la noche anterior. Enzo ha sido puesto en libertad y ha recibido una cita de Gioconda. Allí llega, interrogándola: "¿Qué quieres de mí'" Su decisión está tomada. Irá a besar la tumba de Laura y morirá luego. "Laura no está en su tumba; yo la he arrancado de allí", responde Gioconda. Creyéndola impía, sacrilega, un monstruo de celo y odio, Enzo va a matarla, cuando la voz de Laura llamándole resuena en la habitación próxima. Ambos amantes arrodillados dan gracias y bendicen a la divina criatura. Esta les indica el camino que deben seguir, y los apura. Prepáranse a escapar, cuando Barnaba se presenta, recabando el cumplimiento del pacto. Gioconda le dice: "Mantengo cuanto hemos convenido: te prometí mi cuerpo y lo tendrás." Delirante, se engalana con flores y tules para brindarse, no ya a Barnaba, sino al cielo, y pronta ya dice al espía, al mismo tiempo que se clava un puñal: "Aquí me tienes." Enfurecido, monstruoso de ira, Barnaba quiere vengarse todavía, y le grita: "He ahogado a tu madre, que me ultrajó." Pero la sublime mártir no lo oye ya.


Amilcare ponchielli
La gioconda.

Montserrat Caballe, Luciano Pavarotti, Agnes Baltsa,
Sherrill Milnes, Alfreda Hodgson, Nicolai Ghiaurov

Links
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Aqui otros enlaces:
http://mail.3rabwarez.com/music/275814-ponchielli-la-gioconda-caballe-pavarotti-bartoletti-1981.html

Para escuchar:
http://www.kazaa.com/#/Montserrat-Caballe%CC%81,-Luciano-Pavarotti,-Agnes-Baltsa,-Sherrill-Milnes,-Nicolai-Ghiaurov,-The-London-Opera-Chorus,-The-National-Philharmonic-Orchestra-and-Bruno-Bartoletti-C/Ponchielli:-La-Gioconda

Y aqui el enlace para ver la Caballé en el aria "Suicidio", magnifica!
http://www.youtube.com/watch?v=OsY03rBWA18

3 comentarios:

  1. Es curioso lo que me ha pasado con esta grabación, pero con el tiempo, me ha gustado más. No es que sea la Gioconda de Caballé referencial- ni mucho menos- pero su belleza vocal y su delicadeza, hacen que su personaje resulte atractivo. Vocalmente tiene serios problemas en la parte alta y baja de la tesitura. En la parte alta están los agudos chillados del terceto del acto Iv. En la parte baja, todos los graves que emite, forzados a más no poder. Pero a parte de eso, cuando se lo permite la partitura compone un personaje interesante. Vocalmente la Gioconda perfecta es la Milanov, y por lo que se puede apreciar en youtube, la Dimitrova, con un registro grave en el aria "suicidio" impresionante. Creo que Ponchilli en persona se alegraría de oirla. Dramáticamente, la Gioconda es Callas.
    Pero fuera de estas, las cosas están más igualadas.

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  2. Efectivamente, es un registro en una fase avanzada de la carrera de la Caballé, y eso se nota, con la voz algo tirante, pero aún bella y fuerte.

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  3. Los enlaces de esta opera son especialmente dificiles y los anteriores parecen caidos. Aqui uno nuevo: http://www.filefactory.com/f/3a73ce1ede49eb06/

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