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Escenografias Clamorosas: Der Ring (Lepage)
"El anillo de los Nibelungos" de Wagner viaja al futuro en el Met de Nueva York en una escenografia innovadora que a mi particularmente me encanta!
Retrofuturista, minimalista y potente, la nueva producción de "El
Anillo de los Nibelungos" de Wagner presentada en forma completa este
mes en la Metropolitan Opera de Nueva York da una nueva vuelta de tuerca
a la obra operística más famosa de la historia.
La nueva
versión de la tetralogía ("El oro del Rhin", "La Valquiria", "Sigfrido" y
"El ocaso de los Dioses") ideada por el director teatral canadiense
Robert Lepage es considerada la "producción más ambiciosa" de la Met y
la primera en más de 20 años, con un costo de 16 millones de dólares.
Si bien las cuatro óperas ya habían sido estrenadas en forma
individual, el martes por la noche concluyó la primera de los tres
sesiones a través de las cuales los espectadores pueden ver la
tetralogía de Richard Wagner (1813-1883) en orden cronológico en un
espacio de tres a dos semanas.
El gran protagonista de la serie
de óperas de una duración total de 16 horas es "La máquina", una
gigantesca estructura móvil de 24 planchas de aluminio concebida por
Lepage como parte fundamental del escenario y que se asemeja en cierto
modo al teclado de un piano.
Esta innovadora y a veces ruidosa
maquinaria, de 45 toneladas, da un marco futurista y minimalista a la
acción, permite proyecciones y recrea ríos, bosques y montañas.
Con este marco, los personajes parecen surgidos de películas de culto
donde el futuro se roza con lo épico como "Blade Runner" o "La Guerra de
las Galaxias".
El elenco es amplio, aunque destacan el
barítono galés Bryn Terfel en el papel de "Wotan", la soprano
estadounidense Deborah Voigt como "Brünnhilde" y el tenor también
estadounidense Jay Hunter Morris como "Sigfrido". El italiano Fabio Lisi
es el director de orquesta.
La puesta en escena crea por
momentos escenas de una extraordinaria belleza visual, como en el baile
de las ninfas al inicio de "El oro del Rhin", donde las cantantes
literalmente flotan delante de la burbujeante agua del río proyectada
sobre las teclas en forma vertical.
Otro momento sublime es sin
lugar a dudas la mítica "Cabalgata de las Valquirias" del tercer acto
de "La Valquiria", con las planchas metálicas sirviendo de caballos de
las semidiosas encargadas de recoger a los héroes caídos en batalla para
llevarlos al Valhalla.
Sin embargo, la arriesgada estructura
ideada por Lepage también tiene sus limitaciones y en algunas partes,
por ejemplo en "Sigfrido", se vuelve algo recurrente.
Algunos
medios, como The New Yorker, han sido muy críticos con la apuesta de
Lepage: "Libra por libra, tonelada por tonelada, es la más estúpida y
derrochadora producción de la historia moderna de la ópera", dijo la
prestigiosa revista.
Para el director teatral canadiense,
repensar la tetralogía y llevarla al escenario es una de esas ocasiones
que se presentan una vez en la vida y su intención es "tratar de ver
cómo podemos contar en nuestra época esta historia clásica de la manera
más completa".
"Trato de ser extremadamente respetuoso con la
historia de Wagner, pero en un contexto muy moderno (...). El 'Anillo'
es una de esas raras oportunidades en la que uno trabaja en una empresa
tan inmensa. No es sólo una historia, no es sólo una ópera o una serie
de óperas: es un cosmos", afirma en el sitio de la Met.
Richard
Wagner pasó 26 años escribiendo la tetralogía, que combina el poema
épico "El Cantar de los Nibelungos" con otros mitos y leyendas
germánicos para dar vida a una trama que gira en torno a la posesión de
un anillo mágico que concede a su portador el poder de dominar el mundo.
"El anillo de los Nibelungos" fue estrenado en forma completa en 1876
en Bayreuth (este de Alemania), donde se encuentra el teatro construido
especialmente para representar las obras de Wagner.
El proceso
de creación de la nueva producción de Lepage para la Met quedó retratado
en un documental llamado "El sueño de Wagner", estrenado el miércoles
en el marco del Festival de cine de Tribeca en Nueva York.
La
película, dirigida por Susan Froemke y que llevó cinco años de
filmación, "es una rara y fascinante mirada sobre el proceso artístico".
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